SHAKIRA
Por todas partes andan las ratas, corriendo en las cañerías, esperando el momento justo para hacer su triunfal aparición en la casa y tomar por vivienda el viejo refrigerador. Heredándolo después de habitarlo durante un tiempo.
Aunque creo que en esta ocasión no volverá a ser así.
Shakira, su ultima habitante, la bruta, ciega y sordomuda, la terrateniente del barrio de la plaza de los Ángeles. La que coordinaba las acciones a seguir en el mismo, madre de cientos, quizá de miles de roedores habitantes de las cañerías. Ella que talvez pobló la ciudad entera en sus años jóvenes.
Shakira, la gran rata vieja que era ciega y sordomuda un día salió de sus cañerías, para ver el porqué tanta pelea y discusión por el mentado refrigerador. Llegó al número catorce del callejón de Privada de Yuriría y muy quitada de la pena, gracias al respeto que en los bajos mundos tenía, anduvo por la casa, burlando a los humanos que en esta misma habitaban, carcajeándose de sus trampas venenosas; se la pasó acondicionando el depa (refrigerador) para pasar en éste un glorioso fin de semana, quizá dos, aunque un buen periodo de vacaciones no le vendría nada mal y con estos muy merecidos días de descanso, reorganizar su cabeza y las cuestiones del barrio.
Shakira, la grande, escogió un mal destino para vacacionar. Un día murió a patadas mientras se dirigía a un baile en la zona sur de la cañería del barrio. A su avanzada edad había olvidado que debía andar con cuidado en el país de los Gigantes…
Octavio Gómez Ledesma.
02102009.
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