martes, 13 de octubre de 2009

El Escondido

Oculto en la consiencia de los hombres de mi tierra, que mía no es pues los caciques la han robado al pueblo. Oculto estoy en este sitio, en cual explota la ficción de todos los días de mi vida, soy capaz de entender lo que ocurre en ni entorno... no así lo que se apodera de El Escondio, con su ficción inalterable, su injusta realidad que es base de los acontecimientos que muchos llaman:"LOCURAS".

 
El Escondido

 La historia de estos pueblos comenzó hace ya mucho tiempo, mucho antes que las leyendas que ahora se cuentan. En aquellos tiempos se contaba una sola, pero escalofriante leyenda. Tanto era el miedo que se le tenía, que los padres educaban a sus hijos como a unos valientes y así tuvieran el valor para enfrentar dicha leyenda; lo que se convirtió en una tradición de mucho respeto.

“La fiel novia deberá ir a la presa de San Matías a la media noche del primer sábado del mes; permanecerá ahí toda la noche. Le contará a la presa una historia de amor. Después de eso, con la aprobación de la presa, deberá platicarle sus planes en el matrimonio, los hijos que piensa tener y lo fiel que le será a su futuro esposo.
Por su parte el novio, pasará esa noche flagelando su cuerpo con un látigo repleto de espinas mientras pide perdón por sus pecados cometidos a lo largo de su vida. No deberá mentir. Después irá a la casa de los padres de la novia, les pedirá perdón por llevarse a su hija y le obsequiará al padre diez monedas de oro, a la madre le dará dos vestidos nuevos. Esperará en casa de ellos hasta el amanecer, después se dirigirá a la plaza principal del pueblo. Ahí estará el cura, quien lo bendecirá y le otorgará la piedra de los lamentos. La cual deberá cargar en su espalda y llevarla hasta la presa, deberá llegar antes de la media noche del domingo.
Hablará con la presa para que se haga el cambio, la piedra por su futura esposa. A la cual cargará de regreso al pueblo para llevarla a su nuevo hogar. Después tendrá que regresar a la presa por la piedra de los lamentos y regresarla al pueblo, no sin antes agradecerle a la presa por toda la alegría que le espera.”

Así se contaba la leyenda de San Matías y la presa. Los pueblos de San Matías y el de La Cruz eran regidos por esta leyenda. Que durante mucho tiempo dictó las normas del orden y el respeto.
Pero un día todo cambió, la presa se enamoró de la bella novia que se encontraba contándole la historia de amor más hermosa que jamás había escuchado. Después escuchó sus planes y supo que era la mejor mujer que jamás había visto. La luna llena brillaba en lo más alto del cielo, una sonrisa se dibujo en el agua. El novio cumplió con su parte y llegó con la piedra de los lamentos hasta la presa. La novia se alegró al verlo, pues le daba miedo la sonrisa que se había dibujado a todo lo ancho de la presa. Él intentó convencer a la presa del cambio, pero ésta se negaba. Un susurro le decía “No te la llevarás, es mía”, pero él se la llevó. Dejando la piedra en ese sitio. De regreso sólo podía escuchar el lamento desesperante de la presa, después de un rato dejó de oírlo.
Llegó al pueblo poco antes del amanecer, ya todos los esperaban; la gente estaba feliz, pues había cumplido la tradición. “Ahora debes regresar por la piedra.” Le había dicho el cura. “No, no regresaré para allá, la presa ha querido quedarse con mi novia, no volveré.” “¡Sí lo harás o la maldición caerá sobre nosotros!”. Después de varias horas lo convencieron, salió del pueblo de La Cruz, pero no fue hacía la presa, se dirigió a San Matías y ahí se escondió durante muchos días. Hasta que la maldición le cayó de sorpresa.
“Lo inimaginable, lo que nadie puede llegar a pensar, esa será la maldición que caerá sobre los pueblos el día que no sea cumplida o respetada dicha tradición.”
Él se convirtió en piedra en el mismo lugar donde permanecía escondido. Sus padres lo encontraron hincado, como rezándole al cielo. Ella apareció dos días después, junto con otras dos cruces en la plaza principal de La Cruz, muerta bajo la cruz del atrio de la iglesia. Tras de ella las tres cruces. Desde ese día el pueblo fue bautizado con ese nombre; Las Tres Cruces y San Matías con el nombre de El Escondido.
Ahora todo lo que ocurre en esos pueblos vecinos a salido de las manos de la realidad. La presa de San Matías permanece con su lamento, devastador para aquél que tenga la desgracia de escucharlo.
Octavio Gómez Ledesma.
31122007.




viernes, 9 de octubre de 2009

EL ENCUENTRO

En uno de esos días en los cuales el pesamiento no puede detenerse, y escapa a sitios en los cuales jamás se había encontrado. Lugares dentro de sí mismo que le son extraños, de los cuales no sabía; no hasta ese momento.

Hace unas semanas me vi en la necesidad de buscar el porqué de mi insaciable insistencia y mí, al parecer, interminable incursión dentro de las letras. No como un literato, pues no lo soy. Entre todo lo que encontré en mi busqueda, pude ver a un niño que prefería estar dentro de algún relato fantástico que en la realidad misma, aunque esta fuera la principal creadora de estas fantasías. De igual manera me encontré con Adrían Vega, un amigo de la secundaria que ya fue al más allá para constatar de que la ficción es real, también me encontré con los que me han proporcinado su opinión acerca de esto que me inquieta. Ya por último recurrí a la opinión de los creadores reconocidos, los literatos, los que demabulan día, noche y toda su vida dentro del mundo de las letras, los que saben del porqué de tanta regla dentro de la literatura y de los estilos que se manejan; jamás respondieron, quizá tienen poco tiempo por encontrarse en la creación. Pero de ellos no recibí ni un sólo "algún día tendré alguna opinión" o talvés un "...retírate", cualquiera de estas o alguna peor o mejor me hubiera servido.
Entre tanto ir y venir y continuar con el camino, me encontré conmigo mismo. Al vernos de frente nuestra reacción fue tan simple y complicada, el que se decia ser "yo" sin mencionar ni una sola palabra, me dio su mano en un saludo honesto. Supe que él era el que se la vivía dentro del mundo que alguna ves no reconoció y en el que después se quedóa vivir, quizá por siempre. En un mundo de sueños, los mismos sueños por los cuales iba a morir...

Octavio Gómez Ledesma
9 de octubre de 2009

martes, 6 de octubre de 2009

SEPTIEMBRE

A unos días de haberlo pasado, a unos días de haberlo vivido, septiembre de 2009 y su otoño con las lluvias de verano...

Octavio Gómez Ledesma.
06102009.

CAMALEÓN

La extraña mutación de un niño de nueve años lo lleva a vivir en un ambiente muy diferente a los demás pequeños de su edad. Encerrado en su habitación o dentro de su disfraz de conejo. Su situación anormal tiene que ser tratada aparte de la sociedad que lo desprecia o con él se divierte... todo parecido con la realidad, creo que es pura coincidencia...



Camaleón

Mi cara ahora es redonda además de grande, antes parecía un cuadrado enorme y pesado que me deformó el cuello. En los últimos dos años mi cabeza ha crecido más, antes era como una caja, ahora ya no sé que parece pero es muy grande. No es redonda como una pelota, pero sí tiene muchas bolas por todas partes. Como las bolas de mis ojos que se han ido recorriendo hacia los costados, como los ojos de los becerros. Creo que terminaré siendo un camaleón. Tal vez es por eso que me han estado brotando pedazos de piel muy dura en la espalda.
Por las noches me da por salir al jardincito de mi madre, aunque ahora tengo que quedarme en la cama porque la puerta de mi habitación la cierran por fuera, las ventanas las han tapado con tabiques. Antes se acercaba mucha gente a verme; me tomaban muchas fotos, con ellos reía. Eso era antes, ya no, le han puesto tabiques colorados, no viene nadie a verme, la luz del sol tampoco entra.
Hay días que mi mamá me lleva al pueblo a pasear, me pone mi disfraz de conejo. Es muy divertido ir para allá, a la gente le gusta mucho mi disfraz. Los niños siempre van a mi lado preguntándome cosas acerca de éste, yo he querido prestárselos pero mi mamá no me deja. Primero me lleva con el doctor, un señor muy alto, él tiene el pelo blanco, esta muy flaco y siempre me regala paletas de dulce con chile. Después mi mamá me lleva al mercado, cuando estoy ahí me da mucha hambre, no sé porqué, será tal vez por los aromas frescos, y por los podridos también. Sobre todo el olor del jitomate podrido hace que me dé muchísima hambre. Por último vamos a visitar a mi abuela Esther, siempre termina llorando y me abraza mucho. A ella no le gusta que me quite mi disfraz de conejito, le gusta tanto como a mí. Luego me da su bendición con sus rezos que me provocan mucho sueño. Por último me regala una naranja agria, una bolsita con chile en polvo y unos chiles de árbol.
Ya de regreso en casa mi mamá me quita mi disfraz que me gusta tanto, y deja que me coma mi paleta picosita, mi naranja con chile y me prepara un caldo de verduras con mucho chile de árbol. Disfruto mucho esas comidas aunque pocas veces me las termino. Dice mi mamá que soy muy malo para comer a pesar que todo se me antoja. Cuando termino de comer me voy para mi habitación. Estando ahí lo que hago es leer, leo mucho, todos lo libros que me han regalado mi papá y mis tíos. Hay noches que no puedo dormir por estar leyendo, me la paso esperando a que salga el sol para poder salir de mi habitación y tomarme mi jugo de chiles.
Mi papá viene cada semana, aunque hay ocasiones que viene cada dos semanas. Él trabaja en El Escondido, yo nunca he ido para allá pero lo conozco por las fotos que él me ha mostrado, ya me dijo que ahora que me cure me llevará a que conozca la ciudad. Es por eso que me tomó todas mis medicinas y mis caldos con mucho chile. Mi papá me trae tamarindos picositos, también sabe que lo que más me gusta son los globos, cuando puede me compra uno. La semana pasada me trajo uno azul muy grande. Mi mamá lo amarró de un clavito en la pared. El globo es tan grande como mi cabeza, aunque sin las mismas bolas que yo tengo.
Hace poco yo parecía un globo, con mi cabeza grande y mi cuerpo flaco, ya no estoy así, bueno la cabeza continua siendo grandota pero he subido de peso. Quizá por eso prefiero estar de panza en el suelo y como siempre tengo mucho frío pues me muevo mucho. En algunas ocasiones mi madre ha entrado a buscarme y no me ve, tengo que moverme de mi lugar o me patea. La primera vez que no me vio la tumbé, yo me encontraba dormido en el suelo, al no verme por ningún lado comenzó a caminar como desesperada y se tropezó conmigo. Ahora ya entra con una vara larga con la cual le pega despacito al suelo, me hace muchas cosquillas cuando me golpea en la espalda, ha de ser para que me despierte.
Durante el día duermo más que por la noche. No sabía por qué hasta ayer que me puse a pensar que en el día no hay cucarachas, ni arañas, ni alacranes, a los grillitos no me los como. Las cucarachas están más buenas, los demás insectitos también pero las cucarachas son mis favoritas. En mi cuarto hay muchas así que por las noches como mucho, con chile están más buenas, crujientes, con relleno saladito…
  Espera, creo que me has platicado suficiente — el médico tomó su bolígrafo e hizo anotaciones en su cuaderno —, tienes muy buena memoria, eso me alegra.
  Él esta consiente de su condición — exclamó su mamá —.
El médico se levantó de la silla, de su escritorio tomo un libro grande, lo hojeó y se los mostró.
  Esto es su hijo o puede llegar a serlo, yo les recomiendo que lo dejen aquí con nosotros en el Instituto, aquí recibirá el mejor trato por parte de todo nuestro equipo y además de recibir una buena educación tendrá muchos amigos como él, aquí nadie va a rechazarlo. Ustedes podrán visitarlo los días que gusten.

Israel ahora vive en el Instituto, en donde hay niños como él. Y aunque en veces extraña mucho su cuarto, las cucarachas crujientes y saladitas, su disfraz de conejito y a sus padres que siempre lo procuraban; ahora tiene amigos. Unos con orejas muy grandes, otros con panzas enormes y ojos saltones. Algunos ya son insectos o roedores. Él no sabe bien que es.
  Parezco un camaleón y cuando me detengo nadie me ve.

Octavio Gómez Ledesma
23112007 




viernes, 2 de octubre de 2009

ESTAS CACHONDA Y YO ACÁ

Un verso cacomorfeado que nace el mismo día que "Pantaloncito Gris" (precursor de estos versos cacomorfeados), el cual ya subí al blog hace unos días.
"Estas cachonda y yo acá" es parte de un nuevo libro que nació en marzo de este año mientras viajaba en el metro de la Ciudad de México, durante mi estancia de seis meses en aquella ciudad.

Estas cachonda y yo acá.

Ya va a llegar la mañana, tu
Acurrucada en nuestro nidito de
Amor, el sol no va a desnudarte,
Sabe con quien se mete.

Estas hermosa y yo en el odio,
El pánico de todos estos días.
Palabras que no sobran, caricias
Como palomas mensajeras.

Te manoseo en recuerdos, y esa
Mano larga tuya que
Dócil no se comporta, larga
Como tu mirada lasciva.

Tu tan cachonda y yo acá.

Octavio Gómez Ledesma.
Marzo de 2009.

SHAKIRA

Olvidar es darnos la espalda a nosotros mismos... 2 de octubre...



SHAKIRA

Por todas partes andan las ratas, corriendo en las cañerías, esperando el momento justo para hacer su triunfal aparición en la casa y tomar por vivienda el viejo refrigerador. Heredándolo después de habitarlo durante un tiempo.
Aunque creo que en esta ocasión no volverá a ser así.
Shakira, su ultima habitante, la bruta, ciega y sordomuda, la terrateniente del barrio de la plaza de los Ángeles. La que coordinaba las acciones a seguir en el mismo, madre de cientos, quizá de miles de roedores habitantes de las cañerías. Ella que talvez pobló la ciudad entera en sus años jóvenes.
Shakira, la gran rata vieja que era ciega y sordomuda un día salió de sus cañerías, para ver el porqué tanta pelea y discusión por el mentado refrigerador. Llegó al número catorce del callejón de Privada de Yuriría y muy quitada de la pena, gracias al respeto que en los bajos mundos tenía, anduvo por la casa, burlando a los humanos que en esta misma habitaban, carcajeándose de sus trampas venenosas; se la pasó acondicionando el depa (refrigerador) para pasar en éste un glorioso fin de semana, quizá dos, aunque un buen periodo de vacaciones no le vendría nada mal y con estos muy merecidos días de descanso, reorganizar su cabeza y las cuestiones del barrio.
Shakira, la grande, escogió un mal destino para vacacionar. Un día murió a patadas mientras se dirigía a un baile en la zona sur de la cañería del barrio. A su avanzada edad había olvidado que debía andar con cuidado en el país de los Gigantes…
Octavio Gómez Ledesma.
02102009.