En uno de esos días en los cuales el pesamiento no puede detenerse, y escapa a sitios en los cuales jamás se había encontrado. Lugares dentro de sí mismo que le son extraños, de los cuales no sabía; no hasta ese momento.
Hace unas semanas me vi en la necesidad de buscar el porqué de mi insaciable insistencia y mí, al parecer, interminable incursión dentro de las letras. No como un literato, pues no lo soy. Entre todo lo que encontré en mi busqueda, pude ver a un niño que prefería estar dentro de algún relato fantástico que en la realidad misma, aunque esta fuera la principal creadora de estas fantasías. De igual manera me encontré con Adrían Vega, un amigo de la secundaria que ya fue al más allá para constatar de que la ficción es real, también me encontré con los que me han proporcinado su opinión acerca de esto que me inquieta. Ya por último recurrí a la opinión de los creadores reconocidos, los literatos, los que demabulan día, noche y toda su vida dentro del mundo de las letras, los que saben del porqué de tanta regla dentro de la literatura y de los estilos que se manejan; jamás respondieron, quizá tienen poco tiempo por encontrarse en la creación. Pero de ellos no recibí ni un sólo "algún día tendré alguna opinión" o talvés un "...retírate", cualquiera de estas o alguna peor o mejor me hubiera servido.
Entre tanto ir y venir y continuar con el camino, me encontré conmigo mismo. Al vernos de frente nuestra reacción fue tan simple y complicada, el que se decia ser "yo" sin mencionar ni una sola palabra, me dio su mano en un saludo honesto. Supe que él era el que se la vivía dentro del mundo que alguna ves no reconoció y en el que después se quedóa vivir, quizá por siempre. En un mundo de sueños, los mismos sueños por los cuales iba a morir...
Octavio Gómez Ledesma
9 de octubre de 2009
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