Los ojos del perro
4
Los hombres toman la forma de sus dioses, sumergen en el olvido su existencia mortal adquiriendo, en su lucha, la forma de un animal.
Jaguar
Recuerdo al genio que en una tarde de abril convirtió su cuerpo de humano en el de un animal, antes de la transformación gritó a todo pulmón: ¡Los humanos que lo deseen, entreguen su cuerpo a la tierra y sean fieles al principio de dar vida! Después su cuerpo de hombre se hizo jaguar, juró respetar a su madre y salvar a su pueblo de la garra de los traidores.
Deambuló entre la selva, la sierra y se acercó a los árboles, a estos les contó su sueño, les dijo del problema de su gente y armó el ejercito más grande nunca antes visto.
El jaguar retó a la vida miserable que se le había impuesto, movilizó a sus hermanos con el ideal de ser libres y peleó hasta el final de sus días.
Águila
Poco sé de la hermosa indígena que abrió sus alas al cielo y se entregó a él. Su vuelo se hizo presente en bosques, valles y montañas, descanso no encontró al ver su tierra sumergida en la desgracia por las garras de quien fuera su hermano tiempo atrás. Hurgó entre las nubes, de estas su fuerza consiguió, las llamó a la lucha, un ejercito de enorme de rayos y truenos fue el que ella organizó.
No pudo regresar al valle en donde su pueblo desde siempre la espera, se vio en la necesidad de utilizar la montaña para descansar su vuelo rebelde. Desde ese sitio nos vigila con el poder de sus ojos, protegiéndonos con la fuerza de sus garras y de sus alas.
Su lucha no tendrá fin.
Serpiente
Se escabulló en la tierra que desde siempre le pertenece, su cuerpo escurridizo le ayudó a llegar con facilidad a los sitios donde la mirada de los hombres se pierde. Le habló a los dioses de la tierra y les pidió perdón antes de entregarles su cuerpo.
La serpiente se deslizó hacía el agua tibia del río, habló con las rocas, serpientes, cocodrilos y peces, ellos se unieron en su rebeldía. El ejercito del agua se hizo presente en la lucha de los pueblos por su agua y su tierra. Hubo tiempo para apreciar el ocaso y sentir la tibia mirada de la dama lunar.
La serpiente y su ejercito buscaron la libertad, entregó sus vida a ese ideal rebelde.
Saltamontes
Sus piernas fuertes lo elevaron en lo alto de su tierra, el aleteo poderoso lo mantuvo fuera del alcance de las mañas de sus hermanos, las callosidades afiladas en su cuerpo le protegieron en su odisea libertaria.
El saltamontes también fue hombre y sufrió la desventura de heredar la esclavitud de sus antepasados y depender de las miserias de los tiranos, su cuerpo de humano llegó a su fin e inició su ascenso a la más alta gloria del mundo natural, organizó a sus hermanos saltamontes y con ellos se unió al ejercito de los cielos.
Abeja
Dama hermosa que baña su cuerpo esbelto en el manantial tibio de la esperanza, ella esperó a que la vida le otorgará el privilegio de ser libre, el agua clara y limpia le escurría por el cuerpo esbelto persiguiendo las formas definidas de su feminidad, acariciando su piel como invitándola a desprenderse de tanta pestilencia, alborotando su cabello oscuro, borrando los surcos centenarios del correr de tantas lágrimas, lavando su cuerpo virgen de mañas y malicias. Decidió no esperar más.
Las alas rasgaron su piel delicada, le dieron la posibilidad de unirse a los ejércitos antes formados. En su vuelo expandió su conciencia y supo que de la tierra de esos tiranos ella era dueña. Definió su lucha, organizo sus ideas, pidió perdón a sus dioses y su lucha jamás tuvo fin.
Supo también que era libre y no iba a permitir nunca más la esclavitud de su cabeza, no en esta vida, no bajo ninguna circunstancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario