En un espejo puedes encontrar tú reflejo, pero no siempre. En muchas ocasiones solo te encuentras con lo poco que alcanzas a ver de ti. Más allá de eso hay un ojo inquisidor, oculto en la oscuridad de eso que no puedes ver.
Se mueve mientras arreglas tu cabello, maquillas tu rostro, ajustas la corbata, observas tu trasero o simplemente un millón de cosas más.
¿En qué momento dejaste de reconocerte?
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