Cuento de mi libro El Diario de una Cebra
Los que ya se fueron deberían deambular entre nosotros,
arrancarnos suspiros y lágrimas.
Los que ya se fueron deberían estar de pie junto a nosotros y
maltratarnos con lejanos recuerdos, obligarnos a llorar mientras reímos… a
pedir perdón por todo…
Los que ya se fueron deberían tener la facultad de gritarnos todo
el día, de hablarnos sin parar hasta la locura… cantarnos viejas canciones que
nos lleven por los oscuros caminos del pasado…
Los que ya se fueron deberían informarnos lo que en el futuro nos
espera… lo saben y lo sé…
Los que ya se fueron deberían ser los guerreros que nos protejan
de la maldad de los Hombres infames, llevarnos por el camino en el cual
nuestros pasos no se junten con los de ellos… ser el escudo ante las balas, la
indiferencia, el robo, la desigualdad… ser un remedio para esta pobreza… un
tanque de guerra que vuelva a culturizarnos, un bombardero de paz que irrigue
las ideas creativas de nuestras tierras…
Los que ya se fueron, deberían hacer bulto en las cabezas estúpidas
de los estúpidos gobernantes, robarles el sueño y crear consciencia en ellos…
Los que ya se fueron, deberían decir “Hola” cuando lleguemos a su
encuentro y nos hagan saber que esa reunión será eterna… y jamás tengan que
decir “Adiós”…
Alejandro Ledesma.
24042011.
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